El reino del estrógeno: generizando el tratamiento hormonal para el cáncer de mama

Eraso, Yolanda (2018) El reino del estrógeno: generizando el tratamiento hormonal para el cáncer de mama. In: Cuerpos Hormonales. Intersecciones entre Laboratorio, Clínica y Sociedad. Temas de Ciudadania y Politica . Editorial de la Universidad Nacional de Mar del Plata, Mar del Plata, Argentina, pp. 53-90. ISBN 978-987-4440-47-1

Abstract

Alrededor de mediados del siglo XX el uso de testosterona para el tratamiento del cáncer de mama por Loeser (Inglaterra) y Fels (Argentina) despertó un interés inicial en los Estados Unidos, donde su uso se regularizó posteriormente, mientras que su lugar en el arsenal terapéutico hizo una modesta adición. Valores y nociones de género ayudaron a contextualizar la adopción de la testosterona en los Estados Unidos, dada la gran ansiedad que generó en ginecólogos los efectos secundarios, masculinizantes de la droga. Estudios de género y ciencia mediante , sabemos de la importancia de las hormonas y su distinción binaria sexual estrógenos/andrógenos, de la atención sin precedente que adquirió el cuerpo hormonal en relación a la constitución física de los sexos y su comportamiento. También del rol explicativo de las hormonas sexuales, y de sus desequilibrios en los estados patológicos femeninos: como la menopausia, los trastornos ginecológicos, la esterilidad, incluido el cáncer ginecológico.

En este capítulo me interesa dar continuidad a esta historia del tratamiento hormonal para el cáncer de mama en la segunda mitad del siglo XX, momento en que se establecieron los enfoques contemporáneos que hacen en la actualidad que este recorrido sea considerado extraordinario. El periodo post 1950 está marcado por la molecularización del cuerpo (en este caso hormonal) y por la fragmentación del cuerpo como entidad biológica, ya no en órganos localizados, sino en células, moléculas y genes. La interpretación emergente, argumentan los estudios de la ciencia feministas, es una “desnaturalización de las prácticas tecno-científicas” que a su vez luego “renaturalizan” nuevas retóricas y representaciones del cuerpo (Weber, 2006: 405, 406). Al mismo tiempo, la separación de la ciencia y la sociedad, la ciencia y la cultura, junto a otros constructos sociales, ha sido, como argumenta Donna Haraway desafiada (1997: 62). La biotecnología y la neurociencia han devenido así un sitio formidable de atención feminista académica. “Las premisas centrales de los recientes estudios de ciencia y tecnología feministas son que la ciencia y la cultura están profundamente entrelazadas, que los hechos están cargados de teoría y que las teorías no son neutrales, sino que pueden verse mejor como historias” (Weber, 2006: 408).

Entiendo que las hormonas sexuales y su uso en la clínica oncológica están atravesadas por percepciones de género, su relación problemática, casi de excepción en el caso de una droga contra-sexual como los andrógenos, ilustran el peso de los constructos genéricos al interior no sólo de las prácticas sociales y médicas sino también de la investigación básica, el desarrollo científico experimental. Ambos aparecen atravesados por contextos específicos que le permiten entrelazarse, enredarse en formas complejas y difusas que desafían los límites de las prácticas sociales y científicas. Como bien señalan Ellen Kuhlmann y Birgit Babitsch (2002: 439), citando a Fausto-Sterling, “Tenemos que considerar que ‘nuestras creencias acerca del género afectan qué tipo de conocimientos producen los científicos acerca del sexo en primer lugar’.” (énfasis mío). En este sentido, una perspectiva sugerente es la propuesta por la bióloga feminista Lynda Birke (2000), “sentarse en la valla” (sitting on the fence) es una expresión idiomática anglosajona que indica la dificultad o la resistencia a tomar partido por una opción o la otra – en este caso lo biológico o lo cultural.

En las secciones siguientes me propongo desanudar estas cuestiones a través de una comparación entre Estados Unidos y Argentina. Las razones que justifican esta selección geográfica son las siguientes: Primero, los desarrollos más relevantes en estos años en endocrinología y biología molecular, en particular la asociación hormonas-cáncer, se sitúa en los laboratorios estadounidenses. La segunda, es que Argentina, junto a Estados Unidos, Francia, Inglaterra aparece en la literatura como los primeros países en usar andrógenos para el tratamiento del cáncer de mama avanzado. La tercera, es de orden metodológico, e indica que un estudio comparativo permite ejemplificar mejor la incidencia de los factores socio-culturales y su asociación a la interpretación biológica.

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